Ayer vinieron a casa cinco invitados y terminamos el Costa Rica El Diamante de Ditta. De los cinco, que no lo habían probado, los cinco (100%) opinaron que era raro, dos de ellos (40%) que era raro, pero de cojones, y una de los dos no lo pudo terminar, "porque estaba muy malo". Otro repitió y dijo que no estaba mal. Los cinco toman los mismos cafés que tomo yo habitualmente.
Directamente desde el Mar del Norte me llegó un paquete de Simon Levélt, una tienda de café, té, máquinas y molinos con casi 200 años de historia. Afirman que fueron los primeros en abrir una tienda de cafés de especialidad en Holanda, en 1994. En la actualidad tienen 25 tiendas repartidas por todo el país. Por eso les resultó más fácil encontrar este que el de Espressofabriek que les había encargado.
Hacen una clara división, y recomendación, de sus cafés según el método de extracción y, así, tienen cafés específicos para espresso, filtro, moka, “extracciones lentas”, turco, pads, etc.
El paquete que me trajeron es un Barista Espresso BIO, mezcla de cafés arábica de Centro, Sudamérica y Uganda y robusta de este último país. Es el blend más caro de la tienda: 6,40€.
El más caro de todos es un Sidamo Suke Quto, 8,40€. Hay que tener en cuenta que hablamos de un país con sueldos muy bajos (como indica su nombre) y que ese precio puede ser desorbitado para muchos de sus habitantes.
El aroma al abrir el paquete es impresionante, de los que llenan la cocina. El grano presenta un bonito color, brillante y sin huellas de aceites en la superficie, lo que podríamos considerar el típico tueste holandés.
He tenido que abrir un punto el molido, de momento, y he tirado el primero con 17,2 gramos, que han dado dos tazas de menos de 15 gramos cada una en 30” a 92ºC.
Bajo la carga a 16 gramos, dos tazas de 18 en 29” con 92ºC
Viniendo de los cafés anteriores, tan divertidos ellos, el cambio es un poco impactante. Buena crema pero no espectacular, cuerpo medio alto, muy aromático y dulce. El postgusto, muy largo y agradable. Creo que está muy cerca de mi zona de confort aunque esperaré un par de días para tener una perspectiva más amplia.
Entre aconsejar bien y aconsejar mal hay un honrado término medio: no dar consejos