¡Buenas! Mi HiBrew H10A y el molinillo G5 llevan ya más de 18 meses conmigo y siguen rindiendo como el primer día. En mi experiencia, ha sido una compra maestra absoluta.
El accesorio definitivo que ha cambiado el juego ha sido un filtro sencillo que me ha dado una regularidad casi total en la preparación de los cafés. Antes sacaba 6-7 buenos de cada 10; ahora, 7-8 son realmente excepcionales. Jamás imaginé que algo tan económico y básico pudiera transformar tanto el resultado final de un buen café.
Además, he dado el salto de los cafés de supermercado a los seleccionados, y la diferencia salta a la vista nada más abrir la bolsa: el tueste más uniforme y granos homogéneos. Ahora, cada taza es una experiencia única.
El ritual matutino es levantarme de la cama en pijama, encender la cafetera, moler el café fresco y arrancar el día con una sonrisa. Ver cómo cae ese fino hilo dorado y se forma la espuma en la taza es totalmente hipnótico. Me encanta observar cómo se separa al caer, dejando el café oscuro en el fondo y flotando arriba una capa cremosa.
No sé cuánto durará la máquina —espero que para siempre—, pero lo que está claro es que, visto lo visto, la próxima también será una HiBrew. ¡Recomendadísima!