Aunque siempre hemos cargado con la culpa de haber inventado el torrefacto, lo único que se le puede achacar a José Gómez-Tejedor, fundador de café La Estrella, fue su patente en España. Parece que, mucho antes, en Cuba o en México, los mineros añadían azúcar al café al tostarlo para conservarlo mejor y protegerlo frente a la humedad y las temperaturas extremas de la mina.
He leído unas curiosas publicaciones en las que se habla de algo parecido en Estados Unidos. Hasta que Charles Arbuckle, en la década de los 60 del siglo XIX, empieza a comercializar café tostado con la marca Ariosa, el café se vendía exclusivamente en verde y eran las "amas de casa" las que tostaban el café en la sartén para el consumo familiar. Supuestamente para clarificar el sabor, le añadían azúcar y claras de huevo en el momento del tostado.
En otra línea de "clarificación", en un libro de cocina de 1837, Eliza Leslie escribía: “To prepared coffee, put two great spoonfuls to each pint of water; mix it with the white, yolk and shell of an egg, pour on hot, but not boiling water, and boil it not over ten minutes.” "If eggs were not available, could use cod"
En los cafés tostados Aiosa, "Arbuckle also applied an egg-and-sugar glaze, purportedly to prevent his roasted beans from staling and to help in “clarifying” the coffee"
La cosa empeoró mucho en los años siguientes. En 1872, se publicaba una nota en el New York Times, "“The adulterations of coffee are so great, that pure coffee is rarely to be had except in private preparation of the precious cup.” Tres años más tarde, también en el New York Times, se podía leer, “In this City, veritable coffee has become almost extinct”.
Francis Thurber escribía en "Coffee: From Plantation to Cup", “The adulteration of coffee and the vast scale on which it is practiced, are well-known facts”
Un titular de 1884 en el New York Times decía, "VENENO EN CADA TAZA DE CAFÉ", y añadía esta relación de aditivos que "acompañaban" al café adulterándolo: "almonds, arrowhead, asparagus, seeds and stalks, baked horse liver, barberries, barley, beechmast, beetroot, box seeds, bracken, bran, bread crusts, brewery waste, brick dust, burnt rags, burrs, carob beans, carrot, chickpeas, chicory, chrysanthemum seeds, coal ashes, cocoa shells, comfrey roots, cranberries, currants, dahlia tubers, dandelion roots, date seeds, dirt, dog biscuits, elderberries, figs, gherkins, gooseberries, haws, hips, holly berries, horse chestnuts, Jerusalem artichokes, juniper berries, kola nuts, lentils, linseed, lupine, malt, mesquite, monkey nuts, mulberries, parsnips, pea hulls, pumpkin seeds, quaker-grass roots, rice, rowan berries, rutabaga, sand, sassafras, sawdust, sloes, sunflower seeds, turnips, vetch, wheat, whey, wood chips—and more."
Además se utilizaba arsénico y plomo para colorear los granos y vender como Java los cafés brasileños, mucho más baratos.
“A careful analysis led to the conclusion that every cup of coffee made from the colored beans, which are put upon the market as Java, contains one-sixtieth of a grain of arsenious acid, which is a virulent poison.”
Entre aconsejar bien y aconsejar mal hay un honrado término medio: no dar consejos