Aunque disponemos de uno de los idiomas más ricos del mundo, mostramos cierta tendencia a aceptar palabras y modismos provenientes de lenguajes bárbaros como una forma de aceptar que somos una colonia. Como, además, nos metemos en páginas en las que se mezcla chino con spanglish, el desastre está servido.
Me voy a centrar, de momento, en los vocablos “cesta” y “canasta”, que se utilizan a menudo para referirse al “filtro”. Hace algún tiempo ya hice un chiste sobre ello en las páginas de humor.
El Edu escribió: ↑02 Mar 2024, 17:28
En el diccionario de la RAE se definen así las tres palabras:

En el María Moliner es algo parecido:

Y en el Diccionario del español actual de Manuel Seco, Olimpia Andrés y Gabino Ramos, ocurre lo mismo:

Es decir, en ninguno de ellos relacionan “cesta” y “canasta” con nada parecido a “filtro”.
En inglés tienen también una definición parecida para “filter”:
A porous device for removing impurities or solid particles from a liquid or gas passed through it.
En cuanto a “basket”, esto es lo que recoge el diccionario inglés:
A light container, often with a handle, that is made of thin strips of wood, metal, or plastic twisted together, used for carrying or storing things:
a shopping/picnic basket
a wicker basket
a laundry/clothes basket
Pero, en el mundo del café, mucho más papanatas, no se suele utilizar “filter”, que sería lo lógico, sino “basket”.
Si nos vamos a diccionarios de café, en The Coffee Dictionary, de Maxwell Colonna-Dashwood, aparece la voz inglesa “basket”. Sin embargo, en este mismo diccionario, llegamos a la palabra “portafilter”, y la define así:
Also referred to as the “braccio” (the arm), this word simply means “carry [a] filter”. (¡Ojo!, filter, no basket) Como ocurre con los colonizados culturales nacionales, no dice “portacestas” ni “portacanastas”.
El Diccionario del café de Nicolas Artusi arrastra el mismo error.
En francés, italiano, alemán, danés, catalán, gallego, holandés, rumano, portugués, sueco, murciano, turco, etc. siguen en línea con el español y el inglés no cafetero.
Mi reflexión es sencilla: o dejamos de utilizar malas adaptaciones para referirnos a objetos perfectamente definidos en español o nos hacemos más chulos que ellos y, a partir de ahora, pasamos a utilizar los términos “portacestas” y “portacanastas”.
No me importa cómo llaméis a las cosas, lo único que pretendía era desahogarme.
Entre aconsejar bien y aconsejar mal hay un honrado término medio: no dar consejos