Mi intención era ir enviando las crónicas casi en tiempo real pero el trabajo se ha ido acumulando y tendré que hacer un resumen,
Me he encontrado con muchos pequeños tostadores en casi todas las ciudades, casi todos desconocidos para mí y, aunque no he probado todos, algunos estaban muy bien.
En los clásicos cafés turineses usan preferentemente Lavazza y Costadoro. No son de los mejores pero merece la pena disfrutar de esos lugares. En todos, 1,20€ el espresso.
Me encontré con una agradable sorpresa
Como me ocurrió en Cantabria, los peores cafés los he tomado en dos restaurantes citados en la guía Michelín.
En Turín encontré tazas de colecciones Illy de años anteriores muy baratas.
Me he traído unas tazas de Vergnano Pink Collection 8 de Marzo que le gustaron mucho a mi mujer.
En la casa del Piamonte en la que me alojé, además de varias Bialetti de todos los tamaños, tenía una espresso de la misma marca que no utilicé.
Uno de los principales leitmotiv de este viaje fue el Cheese Slow Food
https://cheese.slowfood.it/en/ que se ha celebrado hasta hoy en Bra y en el que el café estaba presente en algún rincón. Ver helado de café Huehuetenango (estaba buenísimo).
Si alguien está interesado, le puedo ampliar información por privado porque he venido absolutamente impresionado.
Allí, en Bra, me encontré con la Bottega Delle Delizie, lo más parecido a lo que aquí llaman cafetería de especialidad que he visto por allí, barbas, tazas grandes, precios más altos de lo habitual, vasos de Ikea, etc.
Tenían cafés del tostador D612, de Florencia, y algo, poco, de La Cabra.
He pedido un Wolichu Wachu lavado y me han dicho que tenía que ser doble. Como no entendía las razones y éramos pares le he dicho que me lo dividieran en dos tazas pero no he podido conseguir que me hicieran caso, ni me han aclarado el porqué.
El café, a pesar de que estaba lejos de mi tamaño ideal, estaba muy bueno.
Como me gusta poco mezclar churras con merinas y soy muy atrevido, he aprovechado la vuelta para comparar dos cafés de gasolinera, curiosamente Kimbo en ambos casos, uno del viaje de ida, en Italia, y otro en el de vuelta, en España.
Creo que no merece la pena hacer comentarios.
Entre aconsejar bien y aconsejar mal hay un honrado término medio: no dar consejos