Me llamó mucho la atención el anterior vídeo, el del espresso está muriendo
y me la llamó porque, más allá de lo de los TDS, algunos de cuyos valores me resultaron muy curiosos (tendría que medir un café comercial español con buena carga de robusta, torrefacto y achicharrado), la tesis de André Eiermann la llevo repitiendo hace ya muchos años, desde que empecé a escribir en el foro marrón, muy anterior a este: el espresso no le gusta a la mayoría de la gente, no hay más que ver qué es lo que toman, y solo es la base para otras bebidas. Lo mismo ocurre con los cafés filtrados o los mezclados con cremas heladas en países no habituados a ellos. Y lo es porque, a pesar de la globalización, los gustos no son facilmente exportables y por eso se hacen paellas con chorizo o carbonara con nata.
El gusto viene marcado, entre otras, por razones históricas y/o culturales, genéticas y evolutivas y a un chino, por ejemplo, no le puedes hacer pasar de la noche a la mañana de una infusión de te de jazmín a un espresso napolitano.