El Foro de los Amantes del Café

[athan]

Buenos días

Mi padre hace años que tomaba este cafe y me parecía muy bueno.
Actualmente lo he comprado de nuevo . ¿Que opináis de esta marca de cafes?

Gracias

[contra]

Buenos días

Mi padre hace años que tomaba este cafe y me parecía muy bueno.
Actualmente lo he comprado de nuevo . ¿Que opináis de esta marca de cafes?

Gracias

Tuestes altos

[El Edu]

Mi padre hace años que tomaba este cafe y me parecía muy bueno.
Actualmente lo he comprado de nuevo . ¿Que opináis de esta marca de cafes?

Lo importante es lo que te parezca a ti.

[athan]

Mi padre hace años que tomaba este cafe y me parecía muy bueno.
Actualmente lo he comprado de nuevo . ¿Que opináis de esta marca de cafes?

Lo importante es lo que te parezca a ti.

Ya pero eso es muy relativo . Quisiera opiniones mas fundadas , yo no he probado tantos cafés y con mi cafetera actual italiana ( no buena) noto algo mas de diferencia pero no he probado buenos cafes.
Quiero oir opiniones de gente con mas solera en este tema.

[El Edu]

Ya pero eso es muy relativo . Quisiera opiniones mas fundadas , yo no he probado tantos cafés y con mi cafetera actual italiana ( no buena) noto algo mas de diferencia pero no he probado buenos cafes.
Quiero oir opiniones de gente con mas solera en este tema.

Es que todo es relativo. Ya lo dijo Einstein.

La Mexicana vende más kilos de café que casi todos los tostadores que se pueden ver por aquí. A todos esos clientes les deben gustar y la mayoría de ellos jamás tomarían un café "crudito". Seguramente tendrán tanta razón como podamos tener los que no nos gustan los de La Mexicana.

Por eso te digo que lo importante es lo que te parezcan a ti. Al fin y al cabo los gustos son personales y tan mutables que a veces dan vértigo.

[El Edu]

Sabía que si lo buscaba lo encontraría. Cuando soy el único que está equivocado, suelo hacer terapia escribiendo el motivo de mis frustraciones y, en este caso, escribí sobre lo que me estaba tocando sufrir buscando las maravillas que me decían otros y que no era capaz de encontrar.

En la entrada un cartel que anuncia orgulloso “Our espresso is brewed on a La Marzocco. Hand made in Florencia since 1927”.

Entro en la cafetería. ¡¡Qué buena pinta!!¡Y qué animada! Al lado de la Marzocco tienen unos molinos gemelos que no había visto nunca.

En uno de ellos un Kenia, y he oído maravillas de esos cafés. Pido un espresso. Parece que tardan mucho en prepararlo pero se está muy bien con esa música ambiental. Al fin aparece, pienso que se han equivocado porque me lo traen en una taza enorme. Lo muevo con la cucharilla y no parece que tenga leche. Tiene una crema bastante pobre pero no le hago caso.

El primer sorbo me echa para atrás. Un sabor a fermentado que me hace pensar que les ha salido algo mal. Aunque nunca le pongo azúcar al café, creo que tal vez con una punta podría disimular ese sabor tremendamente agrio como a lo que huele el ácido de batería, pero no veo ningún sobrecito de azúcar y sí un cartel que, como una orden militar, dice: Pruébalo sin azúcar.

Ya, ya. Ya lo he probado pero está muy malo. Me animo a comentarlo con el chico de las barbas que me lo ha puesto y me dice que este tipo de cafés requieren un entrenamiento y que termina uno acostumbrándose. Pienso que también se acostumbra uno a llevar una piedra en el zapato pero quizás tanga razón y busco con la mirada a alguien que esté tomando un espresso porque pienso que esto no le puede gustar a nadie. No lo encuentro, no hay nadie tomando espresso. ¡Lógico! Aun así sigo aceptando que el equivocado puedo ser yo.

Seguiré intentando “acostumbrarme”.

No todo es literal pero se aproxima mucho. Con el tiempo descubrí que lo que otros me aconsejaban no tenía nada que ver con eso que yo había probado y que estaba malo de verdad, que había Kenias (y otros orígenes) maravillosos, pero cuando están bien tostados y bien hechos, que no era necesario sufrir porque había otros cafés con los que no se sufría, que un espresso no es un filtro en taza pequeña ni una infusión de flores, que sí hay marcha atrás y marcha adelante (y hacia los lados), que los dogmas, dogmas son. Y que cada uno debe tomar lo que le gusta sin tener que pensar que otros prefieren otras cosas.

Moraleja: prueba otros cafés pero no intentes que te gusten simplemente porque les gusten a otros.

[dandan]

Sabía que si lo buscaba lo encontraría. Cuando soy el único que está equivocado, suelo hacer terapia escribiendo el motivo de mis frustraciones y, en este caso, escribí sobre lo que me estaba tocando sufrir buscando las maravillas que me decían otros y que no era capaz de encontrar.

En la entrada un cartel que anuncia orgulloso “Our espresso is brewed on a La Marzocco. Hand made in Florencia since 1927”.

Entro en la cafetería. ¡¡Qué buena pinta!!¡Y qué animada! Al lado de la Marzocco tienen unos molinos gemelos que no había visto nunca.

En uno de ellos un Kenia, y he oído maravillas de esos cafés. Pido un espresso. Parece que tardan mucho en prepararlo pero se está muy bien con esa música ambiental. Al fin aparece, pienso que se han equivocado porque me lo traen en una taza enorme. Lo muevo con la cucharilla y no parece que tenga leche. Tiene una crema bastante pobre pero no le hago caso.

El primer sorbo me echa para atrás. Un sabor a fermentado que me hace pensar que les ha salido algo mal. Aunque nunca le pongo azúcar al café, creo que tal vez con una punta podría disimular ese sabor tremendamente agrio como a lo que huele el ácido de batería, pero no veo ningún sobrecito de azúcar y sí un cartel que, como una orden militar, dice: Pruébalo sin azúcar.

Ya, ya. Ya lo he probado pero está muy malo. Me animo a comentarlo con el chico de las barbas que me lo ha puesto y me dice que este tipo de cafés requieren un entrenamiento y que termina uno acostumbrándose. Pienso que también se acostumbra uno a llevar una piedra en el zapato pero quizás tanga razón y busco con la mirada a alguien que esté tomando un espresso porque pienso que esto no le puede gustar a nadie. No lo encuentro, no hay nadie tomando espresso. ¡Lógico! Aun así sigo aceptando que el equivocado puedo ser yo.

Seguiré intentando “acostumbrarme”.

No todo es literal pero se aproxima mucho. Con el tiempo descubrí que lo que otros me aconsejaban no tenía nada que ver con eso que yo había probado y que estaba malo de verdad, que había Kenias (y otros orígenes) maravillosos, pero cuando están bien tostados y bien hechos, que no era necesario sufrir porque había otros cafés con los que no se sufría, que un espresso no es un filtro en taza pequeña ni una infusión de flores, que sí hay marcha atrás y marcha adelante (y hacia los lados), que los dogmas, dogmas son. Y que cada uno debe tomar lo que le gusta sin tener que pensar que otros prefieren otras cosas.

Moraleja: prueba otros cafés pero no intentes que te gusten simplemente porque les gusten a otros.

Me he reído mucho con el relato

[El Edu]

Me he reído mucho con el relato

Me sale más barato escribir que buscarme un psicoanalista. Argentino, por supuesto.

[dandan]

Me he reído mucho con el relato

Me sale más barato escribir que buscarme un psicoanalista. Argentino, por supuesto.

hemos exportado bastantes por allá no? Hay mucha cultura del "análisis" por aquí.

[El Edu]

Añado otro relato de uso interno, aunque una parte la publiqué:

Se ha puesto pesado de verdad el mocito. Jode que jode conque el único café bueno es el de filtro, que los nórdicos son los que entienden de verdad de café y que son solo para filtro, que hay que evolucionar, que hay que tener la mente abierta, que los cafés del Sur están todos quemados, otra vez la evolución y la mente abierta y el filtro, especialidad, nórdicos, especialidad, filtro, especialidad, …

Un rato después y más calmado, me pregunta qué me ha parecido el café. Le digo que, para ser danés y en espresso, está bastante bueno pero que los he tomado mejores. Jejeje. Y empieza otra vez con que son cafés para filtro, la evolución, la mente abierta. Con inocencia absoluta le pregunto por qué entonces los hace en espresso y por qué tiene azúcar a mano o por qué los sirve con pudín de ruibarbo.

En los países nórdicos toman el café (y la sopa de remolacha) como elemento calefactor. Con su masa corporal y el volumen de un espresso no tienen ni para quitarse el moco que les cuelga de la nariz cuando se bajan de la moto de nieve.

Por eso toman café de filtro, y en grandes cantidades. Transferencia de calor se llama. No me imagino a nadie tomando un filtro en Écija en el mes julio a las cuatro de la tarde.

Puestos a hacerlo, y como su economía lo permite, lo hacen bueno.